La empresa ALSA en Asturias se apunta al intruísmo de las VTC
La llegada de plataformas como Uber o Cabify, han enfrentado a los taxistas, ya que deben hacerlo siempre saliendo desde su base, con un itinerario determinado y sabiendo de antemano a la persona o personas que van a trasladar.
Así mismo, las aplicaciones móviles que han distorsionado el mercado, sin embargo, permiten a los chóferes privados recibir encargos de forma constante y enlazarlos sin pasar por su centro de operaciones y sin elaborar una ruta antes de realizar cada servicio.
La situación supone un cambio de modelo que les ha permitido competir directamente con los taxistas hasta el punto de provocar un conflicto en toda España que en Asturias tiene dos trincheras principales: el aeropuerto y los Premios Princesa.
En el caso de la terminal asturiana, han sido dos señales verticales, las que marcan el espacio reservado para las VTC, las que han puesto en pie de guerra a los taxistas de los concejos del entorno.
El sector del taxi pide que se eliminen esas paradas ya que los VTC no pueden hacer esperas.
Al facilitárselas, entienden, se favorece la competencia desleal con los taxistas, que son quienes están autorizados a recoger a los viajeros que se bajan del avión y se disponen a hacer un viaje en coche sin haberlo contratado previamente.
«Legalmente los VTC no pueden tener parada, solo una base de la que deben salir con la ruta marcada y ya contratados por la persona, a la que van a recoger».
Apunta Manuel Ángel Martínez, presidente de la Agrupación Sindical del Taxi del Aeropuerto de Asturias (ASTANA), asociación que agrupa a varios taxistas que trabajan en la terminal.
Rechazan, del mismo modo, que aplicaciones como Uber y Cabify vayan a llegar a Asturias en un futuro próximo debido a que su ámbito principal de actuación son las ciudades de más de un millón de habitantes.
De nuevo, ALSA
Esta última circunstancia da fortaleza a los agentes que acumulan un mayor número de licencias VTC, pues se benefician de los límites a nuevos permisos y se afianzan en este mercado.
En Asturias, uno de esos actores es Alsa, la matriz del grupo empresarial de la familia Cosmen. Además de los autobuses, Alsa posee licencia como operador ferroviario desde 2013 y ya ha entrado del negocio del tren con la ruta turística que une Madrid y El Escorial.
Una entrada en el sector que combinó con la habilitación, este mismo verano, de un centro de formación de personal ferroviario.
Una serie de pasos que tienen como destino 2020, el año en el que Renfe dejará atrás su monopolio y el tren se abrirá a la competencia.
Los taxistas sospechan que en su afán de expansión la multinacional del transporte quiera copar también el de automóvil.
Recelan de la empresa de origen asturiano porque controla unas 50 autorizaciones de VTC, según los datos que maneja Asotaxi.
Es decir, en torno a la mitad de las que funcionan en el territorio regional
El temor crece si se tiene en cuenta la implantación que tiene la empresa en lugares como las estaciones de autobuses, donde controla la mayor parte del tráfico, o en el aeropuerto, hacia donde tiene líneas directas desde Oviedo, Gijón y Avilés.
Y aunque los taxistas desconocen el uso que tiene pensado dar Alsa a sus licencias VTC, otros agentes del sector apuntan que podría emplearlas para crear una plataforma de viajes compartidos similar a la popular Blablacar, en la que un conductor ofrece las plazas vacías de su coche a cambio de repartir con sus compañeros de travesía gastos como la gasolina.
ALSA en Asturias se apunta al intruísmo de las VTC